La situación en la que se encuentra José Ortega Cano no puede más que inspirar compasión y lástima. Por una parte, tras haber estado al borde de la muerte y muy delicado de salud, ahora tiene que hacer frente a otra cruda realidad: y es que, la noche en la que tuvo el accidente hubo otra persona herida que resultó implicada. La verdad es que seguro que si el torero pudiese dar marcha atrás evitaría coger el coche aquella noche.

La verdad es que tras muchos rumores, finalmente, se ha confirmado que Ortega Cano triplicó la tasa de alcoholemia. Un dato que esperemos que sirva de ejemplo para todos aquellos que tienen la mala costumbre de beber cuando están conduciendo. Es decir, merece la pena ser responsable al cien por cien y entender que un coche se puede convertir en una máquina de matar dependiendo de las circunstancias.

Pues bien, Ortega Cano se recupera poco a poco y muestra toda su fortaleza torera. Pero además, ha tenido que asumir uno de los momentos más difíciles de su vida ya que su familia ha sido la encargada de confesar la verdad al diestro en relación con lo que pasó en el accidente. Como es natural, la noticia ha hundido al torero. Y es que, esa pena ya no se la podrá quitar nadie el resto de su vida. Carlos Parra era un hombre joven que al igual que cualquier otro perdió la esperanza en mitad de la carretera como consecuencia de una imprudencia que tal vez pudo haberse evitado.

Ahora, la familia de Carlos Parra espera que se haga justicia. Mientras tanto, Ortega Cano tiene que hacer frente a un momento que seguramente, nunca imaginó que tendría en su vida. Y es que, si ya lo había pasado mal tras la muerte de Rocío Jurado, no nos podemos hacer a la idea de cómo lo va a pasar a partir de ahora. Una pena porque la verdad es que es un hombre bueno que parece que está tocado por la mala suerte o algo parecido. Esperemos que pronto se recupere y que haga frente con valentía a su presente.

Imagen: Diario Vasco