Olvidar el dolor para empezar de nuevo
La vida es así, un camino interminable de idas y vueltas. De caminos sin retorno. De esperanzas que mueren en alguna parte en el camino del corazón. A veces, resulta agotador echar la vista atrás y pensar en cosas que pudieron ser, pero que en realidad no fueron. De esperanzas dormidas que en el peor de los casos, ahogan un presente marchito de dolor, resentimiento y tristeza.
No es nada fácil determinar qué es lo correcto en la vida. Dónde están los errores y qué es lo que se debe hacer en cada situación. Al final, de cada caso aprenderás algo nuevo. E incluso, de aquellos que te hicieron daño, obtendrás una lección de sabiduría: serás más fuerte y descubrirás tu valor interior.
El problema del daño del pasado es que a veces, nos nubla la capacidad de vivir y de sentir el ahora. Es decir, puede que por una persona del ayer, dejes escapar a alguien que vale la pena hoy. No sólo sucede en el plano del amor sino que también sucede en la amistad. Hay decepciones que marcan más que otras. Hay heridas que se abren de nuevo cuando ya pensabas que estaban cerradas.
Es normal. Lo vivido queda allí. Nadie puede escapar de su camino, ni tampoco de cómo ha sido su vida. A veces, nos creemos demasiado responsables de todo lo que sucede a nuestro alrededor. Cuando en realidad no es así. Al revés, nadie puede interferir en la voluntad ajena, no todo el mundo es sincero y honesto, hay personas que juegan con los sentimientos de otras y a veces, también, te causan dolor. Sin embargo, también existe gente sincera, positiva y con esperanza ante el mañana.
Gente que te hace sentir bien, que te escucha y que te ayuda de una forma desinteresada. En la vida sólo se vive una vez, por ello, no te quedes con lo negativo y céntrate en el lado bueno de las personas que tienes en tu vida. Esa vida que merece la pena vivir de verdad, con ilusión, ganas y alegría.
Imagen: África Puente