En tiempos de crisis, de inestabilidad y de luchas es esencial, más que nunca apostar por el sentido del humor en la propia vida. Y es que, a través de la risa es posible relativizar la realidad, ver el lado positivo, incluso del drama. Sin embargo, a veces, el humor también te puede producir disgustos. Así sucede cuando haces una broma a una persona que no la entiende del modo en que tú la quisiste expresar y se enfada contigo.

El enfado se nota en algo tan evidente como el lenguaje corporal. Es una situación incómoda por ambas partes, ya que por un lado, quien hace la broma se queda con la sensación de rechazo del otro y de juicio negativo. Mientras que quien recibe la broma capta un mensaje distorsionado de lo que se le quiso decir. Tal vez en ese momento, valdría la pena decir más que nunca eso de: “Más sentido del humor, por favor”.

Pero cuando las emociones se ponen en juego no es fácil improvisar y romper la tensión, el malestar o la decepción que surge de un momento de ese tipo en el que se tiene la sensación de haber hecho daño al otro, cuando en realidad, no había tales intenciones.

El humor es un verdadero regalo, por ello, en tu día a día intenta apostar por estar cerca de gente alegre, que sonríe mucho y dejar más de lado a las personas negativas al extremo que siempre se están quejando. La actitud también se contagia, por ello, si la gran parte de las personas que te rodean son optimistas, tú también puedes sentirte así. Por otra parte, aprende a confiar más en las personas.

No veas segundas intenciones donde no las hay. Es decir, aprende a reírte con los demás y no des tanta importancia a las cosas porque entonces, te quedas estancado en las anécdotas y no puedes profundizar para ir más allá. El humor es una medicina vital para los enfermos que sufren. Incluso en el dolor podemos aliviar un poco nuestras penas con la actitud correcta.

Aprende a reir más y serás más feliz.

Imagen: La guía 2000