Las dietas y el estilo de vida
Para quemar calorías no solamente hay que hacer dietas sino que es necesario realizar ejercicio físico, lo que no necesariamente significa que haya que anotarse en un gimnasio o salir a correr, algo que desalienta iniciar un programa de descenso de peso. De hecho, lo importante es llevar un estilo de vida activo.
Además de dosificar las comidas durante el día, es necesario hacer actividad física. Lo recomendable es hacer unos 30 a 40 minutos diarios de ejercicio, como por ejemplo caminar para ir al trabajo, subir y bajar escaleras o hacer movimientos de piernas u hombros al estar sentados en una silla.
Otra de las creencias que está enraizada en el imaginario popular es aquella que establece que para bajar de peso no hay que comer de noche. Si bien se aconseja cenar frugalmente, irse a dormir con hambre puede desembocar en un atracón nocturno.
En verdad, las calorías se queman y almacenan durante las 24 horas del día. En efecto, por la noche se produce un incremento de la grelina, una sustancia que propicia el depósito de grasa y es segregada en el estómago cuando se encuentra vacío. A su vez, con la ausencia de nutrientes en el estómago también disminuyen los niveles de leptina, que es la hormona que reduce el hambre y acelera el gasto metabólico.
También, es común oír que si se duerme menos, se baja de peso. Actualmente, las personas duermen un promedio de 6 horas diarias, dos menos que en la década de los 70. Y esto se paga, por supuesto, con kilos extra en la báscula.
Diferentes estudios han demostrado que dormir menos de 7 horas se vincula con un riesgo mayor de sobrepeso y obesidad. Esto sucede porque en las personas con hábitos nocturnos, y que duermen menos horas de lo recomendado, aumentan los niveles de grelina y disminuye la leptina, lo cual en lugar de combatir la obesidad, la favorece.
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