¿Cómo alimentar tu espacio vital? La soledad absoluta es tan mala como no tener nunca espacio para uno mismo. No saber desconectar de las relaciones sociales, del entorno y del trabajo puede llevarte a la sensación de estar encerrado en una cárcel, prisionero en un lugar del que no sabes cómo salir. El espacio vital es básico y necesario a nivel emocional, por ello, es tan importante que a pesar de estar en pareja, las personas se concedan el espacio para tener espacios independientes en donde poder salir con los amigos, estar con la familia y también estar solo.

No se puede conectar de verdad con los otros desde la incapacidad de estar bien uno mismo. De hecho, muchas veces, la necesidad de estar siempre acompañado esconde una necesidad de atención, afecto y reconocimiento constante. Es una forma de tapar las propias carencias y no tomar conciencia de las debilidades internas.

Como indica su propio nombre, el espacio vital lo es precisamente por eso, porque es necesario, te ayuda a ser más feliz. Por ello, aquí tienes algunos consejos prácticos para que nadie invada tu tan necesario espacio vital:

1. En primer lugar, pon límites a los demás. Por ejemplo, si alguien te pide un favor que no puedes hacer en ese momento, dale una explicación. Aprender a decir no es más que importante. Por ello, siéntete libre a la hora de decir que no a un plan que alguien te propone porque no estás rechazando a esa persona, sino la propuesta.

2. Si necesitas estar solo un rato, entonces, puedes estar en tu habitación y pedir a los demás, que por favor, no te molesten. En la mayoría de las ocasiones, la mejor forma de conseguir las cosas es tener una buena comunicación.

3. Cuando sientas que alguien no respeta tu intimidad, entonces, háblalo claramente. Tal vez no se dé cuenta de que te incomoda. Al hacérselo saber, le das la oportunidad de que tome conciencia de ello.

4. Respeta el espacio de los demás, y así, con tu ejemplo y con tu actitud también muestras que es posible tener relaciones saludables de esta forma.

Imagen: Holística 2000