Todavía sigue el impacto por la muerte de la cantante Amy Winehouse de 27 años de edad. Una corta existencia que fue vivida de una forma meteórica y muy intensa. Está claro que se trata de una persona que puede aportar un buen ejemplo en cuanto a talento se refiere pero su vida no muestra el mismo ejemplo del equilibrio que implica vivir. Y es que, su existencia ha estado marcada por los excesos. En este caso, conviene matizar que existen excesos que son excelentes: por ejemplo, de risa, de alegría, de ilusión, entusiasmo, esperanza… Sin embargo, existen excesos que son totalmente dañinos y destructivos. Se trata, por ejemplo, del exceso de alcohol o de drogas que producen efectos negativos en la salud.

Cuando fue encontrado el cadáver de la cantante en su apartamento no se hicieron esperar los rumores y las hipótesis sobre las causas de la muerte de la artista. Está claro que aunque la muerte siempre es motivo de tristeza no tiene nada que ver el adiós de alguien que ha superado los ochenta años y abandona este mundo por ley natural, que el final de una persona joven que tiene todo su futuro por delante.

Pues bien, más allá de todos los rumores y comentarios conviene precisar que la autopsia ha sido clara ya que ha asegurado que Amy Winehouse no consumió drogas el día de su muerte. Un dato que seguro que en cierto modo, ha sido un consuelo para la familia y para todos los fans de esta artista que muestra en primera persona que la fama no siempre es sinónimo de felicidad y esperanza. Es decir, a veces, es difícil mantener los pies en el suelo cuando sabes que todo el mundo te admira y que eres un referente para los demás.

Amy Winehouse ya forma parte del universo de la música y su nombre está en lo más alto. De hecho, ahora se valora mucho más su talento, sencillamente, porque nunca más tendremos la suerte de poder disfrutar de una canción nueva entonada en su prodigiosa voz. Los resultados de la autopsia han sorprendido.

Imagen: Spooknews