Problemas de familia
La familia puede ser una fuente de satisfacción y de ilusiones, o por el contrario, un foco de conflicto constante como bien muestra el caso de la cantidad de familias distanciadas por temas de herencias. Sin embargo, al igual que sucede en cualquier tipo de contexto, dentro de una misma familia también se produce poca afinidad entre las personas, diferencias de carácter y peleas que pueden llegar a salpicar más allá de los implicados en el problema cotidiano.
No existen familias de color de rosa porque toda familia está formada por personas de carne y hueso que tienen inseguridades, dudas y complejos. Los problemas de familia causan malestar, en primer lugar, porque la familia no es una elección, sin embargo, nadie puede huir de su propia familia y de los seres queridos que le rodean.
Los problemas de familia se pueden resolver pero conviene tener inteligencia emocional para poder sobrellevar la situación.
En primer lugar, reduce el contacto con esas personas de tu familia con las que no te llevas especialmente bien. En vez de cortar el contacto del todo, lo que puedes hacer es reducirlo porque es más fácil mantener las formas cuando no te saturas de la convivencia con alguien con quien no tienes una conexión especial.
En segundo lugar, el entorno familiar es un buen ámbito para poner en práctica la capacidad de perdón porque es necesario pasar página para poder avanzar. Acumular sobre la espalda conflictos personales y resentimientos no conduce a ninguna parte.
Intenta hacer la convivencia agradable a los demás no sólo por ti sino también, por las personas más directas a ti que sufren por conflictos que puedas tener con otros familiares. Por ejemplo, tu pareja y tus padres.
Los problemas de familia se vuelven gigantes de la mano del orgullo y de la vanidad, sin embargo, dichos conflictos se sobrellevan mucho mejor en contacto con la humildad, el sentido común y el interés mutuo.