La incomunicación
La incomunicación es un hecho real puesto que cada persona es diferente, cada uno tiene sus propios intereses y muchas veces, no existen intereses comunes. La incomunicación se produce en el contexto de las parejas, las familias, los amigos… Y muchas veces, es posible tirar por la borda una relación bonita por no cuidar los detalles que de verdad son importantes. La incomunicación duele, incluso, a veces, te hiere por dentro.
¿Cómo aprender a comunicarnos mejor?
1. En primer lugar, haciendo un esfuerzo no sólo por explicar de una forma asertiva lo que te pasa. Sino también, esperando feedback, o lo que es lo mismo, retroalimentación.
2. A nuestro alrededor existe mucho ruido que interfiere en la comunicación. Por ello, a la hora de tener una conversación importante, evita tener encendido el teléfono móvil. Es una falta de respeto estar hablando con alguien y que suene el móvil, pero a la vez, es algo que hace sentir muy mal a otra persona. Tampoco mires el reloj, si tienes prisa, entonces, espera a otro momento para tener esa conversación.
Reserva un momento en el que tengas tiempo libre para poder sincerarte sin prisas.
3. Libérate de todo aquello que llevas en tu interior pero sí, di únicamente aquello que sea constructivo y que aporte algo bueno a los demás. Hay que tener cuidado porque existen palabras que pueden hacer mucho daño al otro, y en realidad, no aportan nada al bien común. Piensa que si estás hiriendo a otra persona, esa realidad también va a hacer que cambie su comportamiento hacia ti.
4. En una conversación, a veces, no siempre es necesario sacar conclusiones importantes. Simplemente, puede ser suficiente con tener una charla y dar un paso más allá. Romper el hielo ya es una buena forma de empezar.
5. Trata a la otra persona como aspires a que el otro te trate a ti.
6. Pon en práctica la empatía, intenta entender al otro, respétale por mostrarse tal y como es. La autenticidad potencia la incomunicación, en cambio, la comunicación favorece la autenticidad.