En septiembre los gimnasios se llenan de gente
Septiembre es un mes en el que los gimnasios hacen su agosto con el final del verano. Después del sedentarismo propio de la época estival, la falta de actividad y los excesos en la alimentación, muchas personas comienzan con una gran euforia su nueva rutina en el gimnasio. El lado negativo de este exceso de euforia es que cuando se empieza con tanta fuerza, normalmente, la persona cambia de opinión pronto, se desgasta y vuelve a la pereza.
De ahí que muchas personas pagan su matrícula en el gimnasio y después, ni la utilizan. Por ello, conviene iniciar el mes de septiembre con el deseo de hacer una vida activa pero con prudencia. De hecho, algunos expertos aconsejan que la persona se realice un chequeo médico antes de empezar a hacer ejercicio con intensidad. Por otra parte, para comprometerte más a la hora de ir al gimnasio, busca tu comodidad, es decir, elige uno que esté cerca de tu casa.
Con la llegada del invierno, cuando oscurece pronto, da más pereza salir de casa para hacer planes. Además, puedes quedar con un amigo para ir. El hecho de ir acompañado también es una motivación extra que te puede servir de apoyo. Busca también otras formas de hacer ejercicio: sube por las escaleras en vez de usar el ascensor. Acude al trabajo andando o en bicicleta pero deja el coche aparcado en casa. Apúntate a clases de baile.
¿Qué puedes valorar antes de apuntarte al gimnasio? Si de verdad quieres ir, es decir, si sientes que es tu momento y que te apetece hacer deporte. De no ser así, no solo vas a desperdiciar un dinero sino que además, vas a arrastrar la frustración de haberte comprometido con algo que luego no fue como tú esperabas. Muchas veces es la sociedad la que empuja a las personas a hacer deporte. En este sentido, piensa si tú realmente quieres hacer ejercicio o más bien, se trata de un imperativo social.