Consejos de higiene mental
Consejos de higiene mental. La higiene no sólo remite al plano físico sino también, al ámbito emocional. Es decir, cualquier persona debe de intentar apostar por el bienestar emocional en su rutina diaria. Y esta felicidad, es una cuestión de actitud. Cualquier persona, incluso, aquella que en apariencia lo tiene todo, puede convertirse en su mayor enemiga a base de adoptar una posición de insatisfacción crónica. En cambio, lo verdaderamente inteligente, es aprender a vivir con ilusión.
Aquí tienes algunos consejos prácticos sobre higiene mental:
1. La vida es una aventura y todo un privilegio. Por tanto, practica el agradecimiento cada día. Aprovecha el momento, da valor a los pequeños gestos, ten el corazón abierto a los demás, intenta tener ilusión en la rutina diaria.
2. Aprende a amar más y mejor a aquellos que te rodean. Pero especialmente, aprende a quererte más y mejor a ti mismo todos los días de tu vida. Empieza el día con una idea positiva. Piensa, por ejemplo, en todos aquellos proyectos que tendrás la oportunidad de hacer y de disfrutar.
3. Dile adiós al miedo. No hay motivos para tener miedo, simplemente, para vivir con prudencia en ciertos sentidos. Por ejemplo, protégete de los desconocidos y no confíes en cualquier ser humano.
4. Olvida lo malo del ayer. De nada te sirve ir acumulando en una mochila, experiencias dramáticas, sufrimiento, tristeza y dolor. Vacía esa mochila y llénala con alegría, esperanza, motivación, felicidad…
5. Rodéate de las personas adecuadas. Existen personas que tropiezan una y mil veces en la misma piedra por no rodearse de personas que de verdad merecen la pena.
6. Toma la felicidad como un proceso y no como una meta.
7. Cada minuto de tu vida puede ser una oportunidad para estar mejor contigo mismo y tener motivación ante los proyectos. No te conformes con decir «soy así» porque cualquier ser humano puede cambiar y evolucionar si de verdad se lo propone y lo desea.
8. Rodéate de gente optimista y corta las alas a las personas que son negativas porque te pueden robar toda tu energía. Es decir, marca unos límites. Para ayudar a alguien no tienes que ser su salvador.
Imagen: Corazón y Razón