Sonríele a la vida
Sonríele a la vida. En ocasiones, en la vida, tienes que hacer frente a tormentas emocionales que causan dolor y sufrimiento. La existencia no es de color de rosa, igual que una película de Hollywood. Todo lo contrario, la vida tarde o temprano te enseña, que las cosas no siempre son como uno desearía. Del mismo modo, la frustración es una enemiga que hay que convertir en aliada.
¿Cómo? Aceptando las cosas tal y como son. Asumiendo el no. En ocasiones, un “no”, se muestra de una forma directa. En otras ocasiones, alguien que rechaza una propuesta, por ejemplo, puede que te entregue un no envuelto en papel de regalo. Así sucede cuando tienes la sensación de que la otra persona pone una excusa para rechazar un plan.
Sonríe a la vida y la vida te sonreirá. A veces, cuesta mucho esfuerzo poner sentido del humor cuando sólo tienes ganas de llorar o dentro de ti, no hay esperanza. Pero el dolor puede aumentar o disminuir a través de la actitud. Deja que tu corazón fluya de una forma natural, igual que las estaciones del año. Primavera, verano, otoño e invierno te ayudan a vivir en contacto con el presente.
Sonríele a la vida desde primera hora de la mañana. Y despide la jornada con un acto de amor hacia ti mismo. Escribe en un diario todos esos instantes que han merecido la pena de verdad. La sonrisa interior no se ve pero se siente. Del mismo modo, el enfado interior es muy doloroso y se nota en las relaciones interpersonales. Alguien que vive enfadado cierra la puerta a nuevas amistades.
Por el contrario, alguien que sonríe tiene la mente abierta a la hora de vivir en plenitud.
Existen muchos motivos para sonreír a la vida. En primer lugar, es valorar todas las cosas que tienes y resta importancia a aquello que te falta. Intenta dar más peso de una forma consciente a esos retos que ya has alcanzado. Deja de sufrir por vivir conectado a la ausencia.
Dile sí a la vida desde este mismo instante para dar la bienvenida a la presencia. Una presencia que tiene nombre propio: felicidad.
Imagen: Adictamente