Consejos para relativizar un problema
Es importante aprender a poner cada cosa en su lugar. Es decir, establecer un orden de prioridades y separar las cosas prioritarias de aquellas que son accidentales. Existen problemas en la rutina diaria que pueden robarte la paz. ¿Cómo puedes aprender a relativizar una situación y mantener la calma?
1. En primer lugar, no debes poner tu valor en los factores o las circunstancias externa. Tu dignidad es la misma en un momento de desamor, en un despido laboral, en medio de un problema económico o en una decepción amistosa. Por tanto, mantén la distancia respecto de tus pensamientos para no fusionarte con ellos al máximo.
2. Incluso en una situación negativa, puedes ver algo bueno con lo que quedarte. Por ejemplo, puedes pensar en la experiencia que te reporta superar esa prueba. O también, analiza todo lo que posee más allá de lo que te falta.
3. Valora la salud. Es el bien más preciado, y las personas, no siempre tienen en cuenta este tesoro. De hecho, a veces, se valora una vez que se ha perdido. Por ello, cultiva tu propio bienestar cada día. A través del ejercicio físico, la dieta saludable, potencia la amistad, alimenta el optimismo…
4. Busca soluciones a los problemas. No ocupes tu tiempo en dar vueltas y vueltas a un mismo tema, sino que debes ser más eficaz a la hora de buscar ideas que puedan servir para resolver una cuestión determinada. Déjate asesorar por aquellos que te quieren. Alguien de confianza puede darte su punto de vista y ofrecerte su ayuda.
5. Mira a tu alrededor. Algunas personas se encierran en sus propias preocupaciones pero la realidad es que todo el mundo tiene asuntos importantes que atender. Por tanto, cultiva el arte de la humildad. Ser solidario y generoso te permite salir de ti mismo para poder llegar al corazón ajeno.
6. Pon en práctica el sentido del humor. Ríe más cada día y cultiva el arte de la ironía. No dejes que las preocupaciones te impidan vivir el presente, sentir el ahora y hacer que la vida merezca de verdad la pena. No todo depende de ti, pero la actitud sí es parte de ti.
Imagen: Guidoluis